Recuerdo que cuando era niño, me encantaba el 1 y 2 de noviembre porque salía con mi calabacita de plástico a pedir “para mi calaverita” y me iba con mis primos y los demás niños de la calle al mercado que quedaba a la vuelta a pedir en todos los puestos y luego en la casa poníamos en la mesa el papel picado con las veladoras, el pan y frutas en el altar donde acomodábamos las fotos de los parientes que habían muerto.
Hoy en día se usa mucho ir “de halloween” y disfrazarse y agarrar la fiesta, lo cual no es ni bueno ni malo. Aunque hay que recordar que en México somos admirados por ser la cultura que convive con la muerte y que la acepta. Porque nuestros muertos no dan miedo, son nuestros tíos, nuestros abuelos, nuestros padres y la gente que quisimos.
Así que los invito a que esta sábado por la noche antes de hacer otra cosa, pongan un altar en su casa para aquellos que ya no están con nosotros y se sientan orgullosos de ser mexicanos. También les comparto este video que se llama “Calaverita”.
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